Se manifiesta el alba del día, la plenitud de las ideas de entusiasmo, optimismo y proyectismo hasta los dos meses finales de 1821 y principios de 1822, cuando se presenta el anochecer del día, osea la decadencia de dichas ideas, infundida por el pesimismo que se fue creando ante la situación general del país.

El pesimismo que se manifiesta es los escritos de finales de 1821, lo encontramos en títulos de folletos y hojas de volantes; el disgusto del pueblo y remedios para contentarlo, Sermones del diablo predicador; el gran asunto de hoy crítica del hombre libre; varias preguntas importantes sobre las cosas del día consejo prudente sobre una de las garantías; se logró la independencia pero no la libertad, segunda parte del despotismo triunfante; las intrigas descubiertas y la verdad amarga.

El Imperio Mexicano que se haya colocado en el último borde del presipicio, clama con voz energica y prenetante, exigiendo un esfuerzo de todos sus hijos para salvarlo. Considera que la discordia y los problemas de orden público han convulcionado el país en pocos después del optimismo y entusiasmo registrado del mes de Septiembre.

Las ideas políticas que surgieron para el cambio de situación en la sociedad mexicana chocaron en primer lugar, la realidad política, economica, social, cultural y religiosa; con grandes difilcultades para su transformación; en segundo lugar, con la impaciencia revolucionaria de los particulares anelantes de transformaciones radicales, rápidas y visibles; y el tercer lugar, con la lentitud pasmosa de los cuadros dirigentes para realizar las grandes transformaciones. Ello nos explica las ideas de pesimismo decadimiento y frustación y los multiples problemas presentados en un corto periodo de dos meses después del entusiasmo patritico del 27 de septiembre de 1821.